LA GOLONDRINA Te encaprichaste de una golondrina, y quisiste prenderla entre tus manos, ¡pobres esfuerzos, fútiles y vanos! Te burló en escapada repentina. Tu boca le ofreció una golosina con fines y propósitos insanos, y sajando tus labios soberanos bebiste de tu propia medicina. Aspirabas con mimos apresarla, y al ver que doblegarla no podías, probaste por la fuerza aprisionarla. Dolorida y asustada cayó al suelo, y abrió sus alas levantando el vuelo cuando pensabas que la poseías. R. Bersabé (Nov 2007) |
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domingo, 2 de marzo de 2008
LA GOLONDRIA
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- Rosario Bersabé Montes
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