TÚ, MUJER. Tú, mujer, que padeciste el hambre de tus hijos Punzándote en el alma más que tu propia hambre, derramabas por tus mejillas perlas de rocío amargas como la hiel. Tú, mujer, que en tus manos portabas la paloma de la libertad atadas sus alas con espinos infernales. Tú, mujer, que padeciste la sed de justicia. Luchadora incansable, siempre la cabeza alta, la honradez y el coraje eran tu lema. Tú, que exhalaste el último suspiro, cuando tus ojos estaban ciegos de tanto llanto. Hoy, me asomo a tu baranda, para ver al ángel que peina tus pestañas y adorna tu pelo con un ramo de jazmines. R. Bersabé |
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lunes, 30 de abril de 2007
TÚ, MUJER
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- Rosario Bersabé Montes
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