HILVANANDO QUIMERAS El silencio, sacude al árbol yerto, no hay sombra que lo habite ni viento que lo roce. Las mariposas vuelan a otros mundos, buscando la ambrosía de la vida. No trina el ruiseñor ni se escucha el zumbido de la abeja. La calandria se aleja de su nido, escudriñando nuevos Horizontes. El tiempo perdido, une los jirones del alma fabulando ensueños y misterios. Inexorablemente, el ciclo de la vida se escapa entre los dedos descarnados de impaciencia. Mas, esperando el alba, tú, enhebrando los hilos de la noche hilvanas mil quimeras. R. Bersabé Octubre 2007 |
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miércoles, 16 de enero de 2008
HILVANANDO QUIMERAS
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- Rosario Bersabé Montes
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